El gobernador de la Provincia firmó el convenio para poner en funcionamiento el Boleto Estudiantil para los alumnos y alumnas de las universidades estatales del interior bonaerense. Se trata de un paquete de 45 pasajes de colectivo mensuales gratuitos a lo largo de los 10 meses que dura el periodo lectivo.
Durante un acto en la Casa de Gobierno, Axel Kicillof estuvo acompañado por los ministros de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque; y de Transporte, Jorge D’ Onofrio; la directora provincial de Juventudes, Ayelén López; el director de Cultura y Educación, Alberto Sileoni; además de autoridades de las universidades.
El mandatario bonaerense planteó que “cuando hablamos de reconocimiento de este derecho tenemos presente la continuidad y la envergadura que tiene esta lucha por lo ocurrido en La Plata” durante la Noche de los Lápices.
En ese sentido, afirmó que “hay luchas que tardan tiempo en concretar sus objetivos y hoy estamos dando un paso más para hacerlo”, por lo que consideró que “tiene una importancia emocional e histórica”. Seguido, agregó que “cuando el año que viene completemos el alcance del boleto estudiantil en la Provincia abarcando a los terciarios y a los institutos de formación habremos cerrado un capítulo que tuvo muchísima carga política”.
El Gobernador analizó que “Argentina tiene una larga tradicional de universidad pública, pero no alcanza plenamente su objetivo en el no cobro de un arancel o una matrícula, porque estudiar no es gratis”.
Asimismo, sumó que “aunque no haya que pagar, hay que incurrir en gastos que deben afrontar las familias con gastos directos como el transporte, el acceso a los materiales de estudios, la alimentación afuera de casa y todo lo que involucra vivir estudiando. A eso se agrega un hecho que ha tenido una importancia superlativa en la decisión familiar de si los chicos pueden acceder a la universidad, que es privarse de trabajar”.
Kicillof precisó que “para estudiar, muchas veces hay que dejar de trabajar y dejar de aportar un dinero extra a cada uno de los hogares”, lo que “involucra un costo familiar que a veces no disponen”. Entonces, “aunque la universidad sea gratuita, los pibes no pueden acceder a esa formación porque las familias deberían afrontar un gasto para hacerlo y porque dejarían de ganar (por su trabajo) mientras llevan adelante su carrera”.
Por lo tanto, planteó que “la lucha por el boleto estudiantil trasciende al propio objetivo” y se convierte “finalmente la lucha por el acceso” a la educación.