El Teatro Método Kairós da sala para presenciar esta obra inspirada en Casa de muñecas de Ibsen los viernes desde las 20.30, durante octubre y septiembre.
En diálogo con Narraciones Extraordinarias, Refusta dijo en relación a las motivaciones que la acercaron a la actuación “en algún punto nos gusta que nos vean, es básico. Por otro lado, es como que no te alcanza con la vida que tenés y querés generar otras vidas. También me pasa que me gusta representar lo que veo, la teatralidad, pienso cómo me gustaría hacer ese personaje para ver cómo vive, después te metés en unos quilombos bárbaros porque hacés personajes que son complejos para hacer teatro, pero tiene una profundidad hermosa que te da el teatro”.
Por su parte, Pecoche la consideró “muy ligada al juego y las ganas de seguir jugando. Uno va creciendo y se va vedando el juego porque hay que ser responsables, estudiar, progresar, hacer un montón de cosas que uno no quiere pero hay que hacerlas. Es un error y una pérdida muy grande para el adulto dejar de jugar, y creo que el teatro ocupa mucho ese lugar”.
Refusta contó que su primer acercamiento con el teatro fue “de casualidad” mediante un amiga que estudiaba actuación cuando tenía entre 15 y 16 años. “Era medio artista pero no me daba cuenta que iba por ahí, arranqué con talleres y después ya no paré”.
Pecoche argumentó “me inquieta bastante lo que viví o lo que conozco. Yo me recibí de contador, me gustó la carrera, pero nunca encontraba nada que me gustara hacer, que me despertara pasión. Tenía amigos que hacían deportes, o unos que tenían una banda y no paraban de hablar de ella. Empecé un poco a buscar y llegó la actuación. El mismo día que me recibí de contador empecé con mi primera clase de teatro: le dí el título a mis viejos y me fui a la clase. La experiencia fue muy rara, estaban haciendo una especie de juego, y me lo tomé demasiado en serio”, concluyó.