Pablo Carozo es estudiante de derecho y atleta paralímpico de la selección argenta de no videntes.
En diálogo con Último Primer Día habló, además, de su trabajo como empleado del Servicio Penitenciario y contó que en la cárcel de Olmos “empecé a trabajar para traducir los libros de tinta a PDF porque en las computadoras y teléfonos hay un programa para leer para las personas no videntes”.
Recordó cómo fue su primera incursión en los juegos olímpicos, a los 24 años, en los que quedó entre los diez mejores.
“Mi mayor empuje fue siempre el obstáculo. En Barcelona 1992 tuve la primera experiencia formal de un juego olímpico y sabía que estaba abriendo un camino en el que hoy participan más de 200 atletas”, significó.
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