La artista explicó que “el gusto por el folclore tiene que ver con mi familia, mi viejo tocaba el piano. Era ir mucho detrás de escena y camarines. Había un deseo por cantar y a los 12 años comenzó muy fuerte el interés”
Su llegada al escenario cordobés, emblema del folklore no fue nada fácil. El año pasado, la artista se presentó para participar del Pre-Cosquín, y se encontró con la imposibilidad de anotarse por su identidad y expresión de género. Lo denunció en el INADI y la cosa tomó el curso legal. La organización del festival finalmente modificó las categorías de voces y creó el rubro “solista vocal”.
En diciembre de 2021 contó que llegó al preC osquín en diciembre y resaltó la emoción que sintió “al pararse en ese escenario, con todo lo que significa estar en el escenario. En enero de este año, volví a cantar allí” añadió.
Además indicó que se enamoró de esta música, porque había una lectura muy hermosa de la realidad. La obra de Atahualpa Yupanqui tuvo mucho que ver” y señaló que años más tarde “empeche a darme cuenta que no cuadraba en mi identidad y salía del deber ser de la masculinidad. Con terapia logré mostrarme como Ferni, como quería, maquillándome”.