Fernando Signorini, histórico preparador físico de la Selección nacional y personal de Diego Maradona aseguró: “Estuvimos mañanas, tardes y noches juntos por muchos años, en un país extraño y con un grupo muy reducido de personas. Asique para mí fue muy sencilla la relación que tuve con Diego, no con Maradona; con Maradona era distinto”.
En Siete Colores, por FM 97 Une, recordó “Yo lo conocí a Diego en Barcelona. Yo viaje para hacer una experiencia en el futbol europeo y elegí el Bacelona porque ahí estaba el técnico con el que más coincidía, en la valoración ética del deporte, Cesar Menotti. Estando allá, lo pude contactar y sin conocerme me autorizó para que pudiera ver los entrenamientos de principio a fin. Era el único”.
Seguido, Signorini relató que el día que conoció personalmente a Maradona se encontraron en el estacionamiento del Camp Nou y le hizo una broma porque estaba llegando temprano al club pero estaba la puerta cerrada. “Y a partir de ahí empezó a fluir una relación que fue de mucha empatía, respeto, de mucha nobleza y lealtad por parte de los dos”, dijo.
El entrenador contó que, con su esposa, visitó la mansión de Diego y participó de partidos de tenis allí hasta que se fracturó. “Luego empecé a ayudarlo como un amigo o un conocido que estaba cerca y al pasar los días me ofreció quedarme a trabajar como su entrenador personal”, aclaró.
Además, agregó: “Yo tenía 10 años más. Para mí era un nene y la fractura lo sumió en un estado angustia y de mucha preocupación porque era la única oportunidad que tenía para cambiarle el destino a su familia y a él mismo. No nos olvidemos la extracción social que él tenía, asique el deseo era de él”.
Por otra parte, Signorini aseguró “todos somos más de uno” parafraseando el texto de Franz Kafka “La Metamorfosis” “pero en el Diego era más visible por su exposición mediática y por la presión que sufría que era realmente insoportable. Él tuvo que vivir una vida exagerada para la que nadie nunca lo preparado porque fue el primer producto de la globalización. Y había salido de Fiorito, entonces era lógico que se inventara un personaje porque sabía que no estaba a la altura de lo que se requería”.
Y por ello insistió en la necesidad de que “la preparación sea integral” y no solo muscular “para que el deporte sea transformador de la realidad social”.
“Hay que ayudar a los niños educándolos. Entrenar es antes que nada educar, porque por uno que llega hay miles que se quedan en el camino. Pero el sistema es tan materialista que no le importa los hijos de nadie sino el producto final”, denunció y agregó que "todos los deportes de alta competencia son más un producto del negocio más que un producto de la pasión. Hoy ni siquiera interesa la vida. Y hay chicos que se han suicidado por la presión”.
Por lo que concluyó: “Yo me animo a pedirle a los jugadores que recojan el guante que Diego tiró en el 86 cuando salió a protestar por las condiciones que había para jugar en México. Porque ahora todo el mundo se calla y han aceptado ser ovejas dóciles de un rebaño que maneja el poder de manera sanguinaria y los utilizan, como si fueran el último orejón del tarro. Pero si los jugadores deciden no jugar, a donde van todos estos tipo. El futbol tiene que estar en mano de los futbolistas. Ellos deben estar en los cargos de las Entidades”.