"Nuestra vida es un calvario. Levantarse y no estar con Fer ya no es vida", aseguró María Graciela, al tiempo que sostuvo que esperó tres años el momento de estar frente a los acusados del homicidio de su hijo. "Me gustaría saber por qué lo hicieron. Solo sé que mi corazón está destrozado, es como una herida sangrante que no tiene cura. Ojalá pudiera calmar esto dolor tan grande que tenemos", expresó.
Al ser consultada sobre si espera que los imputados le pidan perdón, fue tajante: "No creo que lo hagan, son muy cobardes, como cuando atacaron a mi hijo. No necesito que me lo pidan".
"Esperemos que la justicia les dé lo que se merecen, que es cadena perpetua, y que cumplan como se debe. No que tengan buena conducta y dentro de un año les den privilegios. Mi hijo necesita justicia para poder descansar y que nosotros tengamos un poco de paz en nuestra alma. Queremos perpetua", cerró la madre de Fernando.